Sin efectos secundarios
“Entender bien la conexión entre el exceso de nutrientes, la inflamación y la obesidad es indispensable para encontrar abordajes novedosos para tratar el aumento de peso”, ha manifestado el investigador Nabil Djouder.
Los investigadores han precisado que las terapias basadas en los cambios de estilo de vida -intervenciones en la dieta y la actividad física- logran reducir el peso aproximadamente un 10 por ciento; y que con los fármacos que buscan incidir sobre el apetito o la absorción de grasas se consiguen reducciones de entre un 2 y un 7 por ciento.
La digoxina se utiliza desde hace tiempo para tratar el fallo cardíaco, pero nunca se había observado su efecto sobre el peso corporal, algo que los investigadores del CNIO han atribuido a que la enfermedad cardiovascular de los pacientes que la usan provoca una potente retención de líquidos que llega a enmascarar el efecto “adelgazante” del fármaco.
La dosis a la que se emplea actualmente de este medicamento en humanos es además tres veces inferior a la que se ha usado en ratones para combatir la obesidad, sin que se hayan producido efectos tóxicos, lo que sugiere que la dosis que podría utilizarse en humanos para combatir la obesidad no sería tampoco nociva.
“Hemos demostrado en ratones que una dosis 3 veces mayor que la que actualmente se utiliza en humanos sería muy eficaz para adelgazar sin provocar toxicidad ni efectos secundarios; por tanto, hay que explorar la posibilidad de aumentar la dosis en humanos y ver el efecto de la digoxina en la pérdida de peso”, ha manifestado a EFE Djouder.
Este estudio del CNIO ha sido financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, la Agencia Estatal de Investigación, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, el Instituto de Salud Carlos III, la Fundación Europea para el Estudio de la Diabetes y la Fundación Pfizer.